martes, 28 de abril de 2015

Liendo: La novela lo fagocita todo

Eduardo Liendo está de homenajes; no solo su obra será el eje central del séptimo Festival de la Lectura de Chacao, sino que, en el marco de este evento, se le impondrá también la orden que el municipio dedica al folclorista y poeta Juan Liscano.
Eduardo Liendo
Cortesía Festival de la Lectura
El primer contacto que el autor de El mago de la cara de vidrio (1975) tuvo con Liscano fue por teléfono, en el año 1985, cuando este lo llamó para felicitarlo por su novela Los platos del diablo. “No hay palabra inútil. Todo lo escrito constituye cuerpo vivo, tenso, en acción, sin laxitudes ni descansos vacuos”, declaró Liscano en la reseña que apareció en el cuerpo C de El Nacional. La sorpresa del autor formado en el Instituto de Ciencias Sociales de Moscú fue mayúscula, por la llamada y por la recomendación. “Nosotros no teníamos amistad”, recuerda: “y en esa época hasta diferencias ideológicas nos separaban, porque yo venía de la izquierda guerrillera y él era un hombre de la derecha progresista. Pero esa no era la diferencia importante: él era un escritor consagrado y yo todavía estaba abriéndome paso”.

Escuela y cárcel. En “Reflexiones como narrador”, un texto escrito en 1993 para la segunda bienal de Literatura Mariano Picón Salas, Liendo se define como un escritor “en el que confluyen la calle, la cárcel y la biblioteca” y añade que eso lo diferencia de otros escritores venezolanos: “Creo que la literatura es, afortunadamente, una actividad con aliento universal y un acto esencialmente individual”.
Como ocurrió con el político y periodista Teodoro Petkoff, cuya formación intelectual ocurrió en la cárcel, con las lecturas que hacía, lo que Liendo leyó en los años de la lucha guerrillera fue fundamental para su carrera literaria.
Después de los años de prisión y de exilio, Liendo lo apostó por El mago de la cara de vidrio (1975), novela que lo catapultó a la fama al despertar el interés del público juvenil. “Yo quería ser escritor, pero aún no tenía ninguna trayectoria. Entonces escribí ese libro y aunque tenía confianza en mi trabajo literario, como no tenía experiencia narrativa no esperaba un logro particular”, explica el autor cuyo libro favorito es El libo estepario de Herman Hesse, que también leyó en prisión, a los 21 años, convenciéndose de que “le hombre es un ser multifacético”. Tan reciente era su vocación literaria que los primeros lectores de El mago de la cara de vidrio fueron dos miembros del Partido Comunista: Rodrigo Mora y Pompeyo Márquez.
En el libro que alterna crítica y parodia, un profesor de bachillerato se enfrenta a la televisión, a la cual asume como a un intruso que intenta dominar la vida de su familia. “Después de leer El Quijote, se me ocurrió que la televisión era una suerte de libro de caballería del siglo XX. Además, en la prisión yo había leído el libro de Antonio Pasquali titulado Comunicación y cultura de masas, que tiene unos capítulos que ilustran bien el fenómeno de la alienación y el del fetichismo de la mercancía. Yo no era un televidente muy asiduo, pero tenía la idea de que ese artefacto podía ser un elemento alienante”, explica antes de añadir que hoy, con la televisión por cable, esto ocurre menos porque el espectador hoy tiene más alternativas.

Quijotadas modernas. Con los homenajes no terminan las buenas noticias para este escritor central de la tradición venezolana; a pesar de la crisis que mantiene constreñido al sector editorial, en clara amenaza al derecho de la bibliodiversidad en el país, Liendo ha apostado por la creatividad y está trabajando, a sus 74 años de edad, con el ímpetu del joven que comienza a asomarse a las letras. Debe ser por eso que su obra causa un efecto en la casi siempre displicente población juvenil.
El año pasado publicó con la editorial Planeta la novela Contigo en la distancia y, con Libros Lugar Común, la colección de ensayos En torno al oficio de escritor. Mientras tanto, amén de fiestas y novedades, el autor caraqueño continúa trabajando con el silencio que necesita la escritura. En estos días trabaja en la revisión del libreto de su primera obra de teatro, una adaptación de su novela breve Mascarada (1978).
“La novela lo fagocita, se lo traga, todo. Allí se utiliza el cuento, la poesía y el ensayo, por ejemplo. Hay escritores especialistas en usar las herramientas que otorgan el resto de los géneros de la literatura, como Enrique Vila-Matas”, explica  a quien le pida que escoja su género literario favorito.

Y he allí que el perfil de Liendo se completa como una analogía de su personaje más célebre, el orate prodigioso, el profesor Cerafino Rodríguez Quiñones, un escritor que lucha contra el tiempo de la crisis y de la escasez con la lanza de su trabajo creativo. Enhorabuena.

@michiroche
Michelle Roche Rodríguez

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